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Resilient Cities Network, Avina y BID-Lab emprendieron la Iniciativa Regional de Ciudades Resilientes con el objetivo de impulsar soluciones innovadoras para el fortalecimiento de la resiliencia urbana en América Latina a través de la participación del sector privado en la implementación de los planes de resiliencia.
Como parte de la Iniciativa se abrieron convocatorias a “Desafíos de Impacto”. Estos Desafíos incentivan la innovación tecnológica y social e impulsan nuevos modelos de negocios como herramientas para superar desafíos sociales, ambientales y económicos, potenciando a su vez la colaboración de actores para lograr soluciones novedosas que aporten al modelo de la economía circular y a la equidad de género en 4 ciudades de la región: Buenos Aires, Argentina; Ciudad de México, México; Quito, Ecuador, y Salvador, Brasil.
Los desafíos de impacto, surgen a partir de la identificación de un análisis previo en las ciudades participantes para conocer sus tensiones e impactos y, con base en ello, planificar la estrategia a partir de los temas emergentes para involucrar al sector privado en el impulso a las soluciones innovadoras. Los emprendimientos seleccionados son apoyados con mentorías y acompañamiento de las instituciones participantes para fortalecer su operación. Posteriormente se da seguimiento a cada iniciativa para conocer su contribución a la resiliencia y su replicabilidad.
Partiendo del análisis de impactos y tensiones, se identificaron a la equidad de género y la economía circular como dos temas emergentes que pueden contribuir a abordar de una forma innovadora estos desafíos urbanos.
La resiliencia es una agenda de ciudad, no una tarea exclusiva del gobierno, por lo que la participación de los actores del territorio es un elemento fundamental para articular esfuerzos. Para ello, la participación del privado, como uno de los sectores prioritarios de la ciudad fue indispensable para la iniciativa para generar sinergias y potenciar el impacto transformador de las iniciativas implementadas.
Las empresas del sector privado participantes ofrecieron mentoría del más alto nivel a los emprendimientos seleccionados con el objetivo de fortalecer sus esquemas de operación y sus modelos de negocio para contribuir a su sostenibilidad y con ello garantizar que los resultados benéficos para la ciudad tengan continuidad. Desde estas mentorías, los emprendimientos pudieron vincularse con aliados estratégicos, socios comerciales y clientes potenciales. Asimismo, con la participación de las entidades gubernamentales, se garantice que los emprendimientos contemplen las dimensiones prioritarias para la ciudad y encontrar espacios de oportunidad en las políticas públicas implementadas.
Ciudades participantes
¿Por qué promover la participación del sector privado para fortalecer la resiliencia de las ciudades?
Porque la resiliencia es una agenda de ciudad, no un asunto exclusivo del gobierno. Impulsar la resiliencia urbana es una tarea de todos los actores del territorio. El poder de las empresas es fundamental para contribuir a crear las condiciones de la resiliencia. Sumándose de manera activa a co-construir la estrategia y su implementación, junto al gobierno local y la sociedad civil movilizada. Requiere potenciar el vínculos y la articulación entre los sectores público y privado en armonía con la comunidad.
Porque existen muchas empresas que ya lo están haciendo. Cuando se conoce el enfoque de la resiliencia urbana, muchas empresas se dan cuenta que, sea desde sus enfoques de responsabilidad social empresarial (RSE) o de sustentabilidad, ya vienen destinados recursos a la creación de la resiliencia en las ciudades en las que opera. ¡Hay que ponerlas en valor y potenciarlas!
Porque si el enfoque del problema no ha logrado aún resolverlo, la solución puede contribuir significativamente al modelo de negocios de la empresa. Y desde esta alianza podemos contar con recursos financieros también para buscar esa solución.
Porque el enfoque de resiliencia es mucho más que la actuación frente a desastres ambientales. Ese es un reduccionismo que complica la toma de conciencia sobre las posibilidades de operar de una empresa. Crear resiliencia significa también reducir vulnerabilidades de la población, mejorar capacidades de las poblaciones más vulnerables, promover procesos de innovación, armonizar con la comunidad.
Porque una empresa comprometida con la creación de la resiliencia urbana, capaz de mirar al largo plazo, blinda positivamente su reputación, su licencia social para operar, incrementando significativamente el alcance de un enfoque de RSE.
La iniciativa ha permitido detonar una serie de alianzas estratégicas con el sector público, privado, sociedad civil y academia para favorecer la sostenibilidad de las acciones realizadas:
Aprendizajes obtenidos
En lo político, debemos promover y ampliar las oportunidades de participación del sector privado en la definición de la estrategias y políticas públicas vinculadas a la resiliencia. En general las empresas privadas no están alineadas con las estrategias de resiliencia de las ciudades, los marcos regulatorios para el funcionamiento de las empresas son insuficientes, el sector privado generalmente no participa en la construcción de política pública.
En lo ambiental, debemos promover incentivos, programas, políticas públicas e incrementar la responsabilidad empresaria para lograr procesos de producción más limpia. En general las empresas tienen un funcionamiento bajo en ecoeficiencia y no cuentan con diagnósticos adecuados que les permitan generar planes de mejora, no existen acuerdos de producción más limpia entre empresas, se puede trabajar en generar ordenanzas de común acuerdo entre el sector privado y público en armonización con la comunidad.
En lo económico, existe un limitado interés de inversores en financiar actividades que garanticen la incorporación de innovaciones creativas que aporten a la resiliencia urbana. Es necesario que las innovaciones desarrollen modelos de negocio que les permitan acceder a financiamiento garanticen la incorporación de innovaciones creativas. La emergencia sanitaria por COVID – 19, ha generado una afectación significativa a la actividad económica a la vez que ha acelerado la necesidad del desarrollo de innovaciones con triple impacto: ambiental, social y económico.
En lo social, no existe la armonización necesaria entre la sociedad civil y el sector privado. Existe una débil cohesión social y una baja participación ciudadana en la construcción de políticas y toma de decisiones, la sociedad civil no está preparada para responder a emergencias y ser resiliente. El sector informal de la economía se ha visto muy afectado por la emergencia COVID -19.
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