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Sin agua no hay vida. Es innegable la importancia de este recurso para mantener en equilibrio los ecosistemas y la biodiversidad. El agua también tiene una dimensión social que se refleja en las brechas de desigualdad que impactan en la equidad de género, la pobreza, la educación y la salud humana, entre otros[1]. Además, el grueso de las dinámicas de las ciudades y sus actividades económicas dependen de un adecuado acceso al agua.
Actualmente, el 50% de la población mundial vive en ciudades, y está previsto que esta cifra aumentará al 70% en 2050[2]. Este escenario de constante crecimiento poblacional, establece un reto frontal a los gobiernos locales, particularmente ciudades para gestionar el vital líquido en sus diversas dimensiones: el abastecimiento de la población, las necesidades de producción, la generación de energía, la salud, el saneamiento, la protección del recurso y de los ecosistemas, entre otros[3].
A la par de este crecimiento urbano, el deterioro del medio ambiente ha sido una constante desde la década de los años setenta, situación que ha derivado en el cambio climático sin precedentes, siendo considerado uno de los problemas ambientales más importantes de nuestro tiempo[4]. De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) la escasez de agua afecta a más del 40% de la población mundial, una cifra alarmante que probablemente crecerá con el aumento de las temperaturas globales producto del cambio climático.[5]
El PNUD ofrece cifras que visualizan el contexto del acceso al agua a nivel mundial:
- En 2015 el 71% de la población mundial, 5,200 millones de personas, tenía agua potable administrada de manera segura, pero 844 millones de personas aún carecían incluso de agua potable básica.
- En 2015 el 39% de la población mundial, 2,9 mil millones de personas, tenía saneamiento seguro, pero 2,3 mil millones de personas aún carecían de saneamiento básico. 892 millones de personas practicaron la defecación al aire libre.
- El 80% de las aguas residuales se vierte en vías fluviales sin un tratamiento adecuado.
- El estrés hídrico afecta a más de 2 mil millones de personas, y se proyecta que esta cifra va a aumentar.
- El 80% de los países ha sentado las bases para la gestión integrada de los recursos hídricos.
- El mundo ha perdido el 70% de sus zonas húmedas naturales en el último siglo.
En materia de equidad de género, el Banco Interamericano para el Desarrollo (BID) ofrece datos relevantes a nivel mundial[1]:
- Cuando no hay agua las mujeres cargan con la responsabilidad de proveer agua para el hogar.
- Mujeres y niños dedican diariamente más de 125 millones de horas a recolectar agua en recipientes que pueden llegar a pesar hasta 20kg.
- La matrícula escolar de las niñas incrementa 15% cuando las comunidades cuentan con agua potable y baños.
En este contexto, es urgente un cambio de paradigma por parte de la comunidad internacional y de la sociedad civil a cambiar la forma en que nos relacionamos con el agua, verla en su dimensión finita y como un derecho humano asequible para todas las personas que habitan el planeta. Durante la Primera Conferencia Internacional del Agua de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Educación (UNESCO), del año 2019, Xing Qu, Director General Adjunto de esta organización, señaló: “Hoy pedimos un cambio fundamental en la forma en que vemos el agua. Pedimos un enfoque transectorial del agua que nos lleve a alcanzar la agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y objetivos relacionados.” Para ello, se contemplan medidas como el acceso universal y equitativo al agua potable a precio asequible para 2030, la reducción de la contaminación y los vertidos para mejorar la calidad del agua, o minimizar la emisión de productos químicos y reducir el porcentaje de aguas residuales sin tratar. De igual forma, en consonancia con la Nueva Agenda Urbana, se fortalece la resiliencia de las ciudades y los asentamientos humanos.
El 30% del agua dulce del planeta se concentra en América Latina. En los últimos veinte la población urbana de la región ha alcanzado 77% y el porcentaje de población con acceso a mejores servicios de agua y saneamiento adecuado se ha incrementado.
Sin embargo, los desafíos en la región persisten ya que 34 millones de personas no cuentan con acceso al agua y 106 millones de personas no tienen acceso a saneamiento. La contaminación de los ríos y los mares sigue siendo un gran problema que afecta a las ciudades costeras, donde vive más del 60% de la población de América Latina. Asimismo, la disparidad en el acceso y saneamiento al agua prevalece con un 84% de acceso en las zonas urbanas y 67% en el sector rural.[1]
Un problema de escala urbana
La relación entre el agua y las ciudades es crucial, las ciudades requieren un enorme suministro de agua dulce y, a su vez, tienen un gran impacto sobre el agua dulce. En este sentido, las ciudades no pueden considerarse sostenibles si no garantizan un acceso seguro al agua potable y un saneamiento adecuado. Así, las ciudades enfrentan los siguientes retos:
Reto | Cifras/Datos |
Pobreza | 828 millones de personas viven en barrios pobres o asentamientos informales que se encuentran dispersos alrededor de las ciudades del mundo; el mayor reto es proporcionar a estas personas suficiente agua y saneamiento. |
Sobreexplotación | Debido a la rápida urbanización, las ciudades se enfrentan a una creciente demanda de servicios de agua y saneamiento. Para satisfacer esta demanda, las ciudades van más profundo y más lejos, lo que conduce a la sobreexplotación de los recursos hídricos. |
Contaminación | En muchas ciudades, sobre todo en el mundo en desarrollo, la falta de un adecuado tratamiento de las aguas residuales y de instalaciones de drenaje llevan a la contaminación de los recursos hídricos subterráneos y superficiales. |
Salud | Un abastecimiento contaminado trae como consecuencia epidemias de cólera, enfermedades fecal-orales como la diarrea y brotes de malaria. |
Fugas | Una tasa de fugas del 50% es frecuente en los sistemas de distribución urbanos. |
Desafíos de impacto
Las ciudades son la causa principal de estos problemas pero también es en ellas donde se están implementando soluciones. Por ello, Resilient Cities Network, Fundación Avina y BID-LAB han emprendido la Iniciativa Regional de Ciudades Resilientes con el objetivo de impulsar soluciones innovadoras para abordar estos retos urbanos y fortalecer la resiliencia urbana en América Latina con la participación del sector privado.
En 2019, desde el Desafío de Salvador de Bahía, se seleccionó a la iniciativa de economía circular Green Blue Cycle (GBcycle), por su modelo de tratamiento de agua y alcantarillado a través del desarrollo y aplicación de biotecnologías para el tratamiento de aguas superficiales de ríos urbanos y efluentes. Cuentan con una biorrefinería con microalgas preseleccionadas para eliminar contaminantes y biotransformación en biomasa de alto valor añadido, para la obtención de bioproductos. Su trabajo se enfoca principalmente en industrias, agroindustrias y municipios que necesitan tratamiento y una mejor gestión final de sus efluentes. De esta forma, GBCYCLE ofrece una solución a la contaminación hídrica liberación de aguas residuales domésticas y comerciales clandestinas al mar y a los ríos.
Por su parte, Turny es un emprendimiento de productos de limpieza ganador del Desafío de Buenos Aires en 2019. Esta iniciativa elabora productos de limpieza para el hogar a base de ingredientes 100% biodegradables y amigables con el ambiente, como el bicarbonato de sodio, vinagre y agentes activos de origen vegetal. De esta forma, Turny contribuye a la resiliencia hídrica al reducir la contaminación producida por los químicos vertidos en el agua.
Arca Tierra, el emprendimiento ganador del Desafío en la Ciudad de México en 2019, a través de una red con agricultores locales para impulsar un modelo de agricultura ecológica. Arca Tierra contribuye a la preservación de la zona chinampera para prevenir la degradación ambiental de la zona. Bajo el principio de agricultura regenerativa, este emprendimiento contribuye al tratamiento biológico del agua a través de biofiltros naturales, constituidos por la vegetación acuática nativa con la capacidad biológica de filtrar o absorber, de forma natural, microorganismos, metales pesados, y otras partículas contaminantes del agua. De esta forma, Arca Tierra contribuye al mantenimiento y la preservación del manto acuífero de la ciudad.
Una crisis agravada por la emergencia sanitaria.
Los impactos de la pandemia que enfrentamos a nivel mundial no son percibidos de igual forma entre las ciudades. La Organización Mundial de la Salud (OMS), acatada de manera unánime a nivel mundial ha dispuesto como una de las principales medidas de prevención de la propagación el lavado contante de manos. Por ello, la OMS reconoce que no se podrá parar el COVID-19 sin proporcionar agua a las personas en situación de vulnerabilidad y a que el mundo debe mostrar la misma unidad con la acción climática que en la lucha contra el Coronavirus.
Garantizar el acceso equitativo al agua y la resiliencia hídrica son acciones fundamentales para evitar futuras crisis. Por ello, impulsar iniciativas innovadoras como las de los Desafíos de Impacto y articular esfuerzos con los actores del territorio, particularmente con el sector privado, para hacer del manejo y el cuidado del agua una tarea compartida permitirá avanzar hacia ciudades hídricamente resilientes.
[1] https://publications.iadb.org/publications/spanish/document/Am%C3%A9rica-Latina-y-el-Caribe-agua-y-saneamiento-(g%C3%A9nero).pdf
[1] https://es.unesco.org/news/nuestra-agua-nuestro-mundo-conferencia-internacional-del-agua-unesco-pide-cambio-paradigma
[2] https://onuhabitat.org.mx/index.php/ciudades-resilientes
[3] https://www.cepal.org/sites/default/files/publication/files/6282/S053163_es.pdf
[4] https://www.gob.mx/inecc/acciones-y-programas/que-es-el-cambio-climatico
[5] https://www.latinamerica.undp.org/content/rblac/es/home/sustainable-development-goals/goal-6-clean-water-and-sanitation.html
[1] https://publications.iadb.org/publications/spanish/document/Am%C3%A9rica-Latina-y-el-Caribe-agua-y-saneamiento-(g%C3%A9nero).pdf